Todas las cenas de noche vieja lo mismo, o mejor dicho, en todas las grandes celebraciones me pasa lo mismo. Me gustaría comer ligero para no sentirme pesado después, pero si la comida es rica y abundante, y el resto de los comensales no me acompañan en mi propósito, acabo comiendo como una lima. Lo unico que me consuela es que la culpa no es mía sino, de los demás que no saben controlarse. :-P. Eso y que un día es un día
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