El otro día paseando al perro con mi hermano, me fije que estaba muy ocupado husmeando entre unos matorrales. Me acerque y vi con espanto, cómo estaba degustando la deposición de otro perro.(Era el perro el que degustaba, no mi hermano). Al observar la escena, mi hermano con gran aplomo y serenidad me dijo: "Déjale, todo el mundo merece una segunda oportunidad ¿no te parece?"... ¡Cuanta sabiduría! pensé, esta reflexión merece al menos una camiseta.
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